lunes, 22 de septiembre de 2008

Las trillizas de Belleville

Una amiga de mi dizque trabajo (sí, aquel en el que no me quieren pagar, grrrr), me prestó una peli muy bien hechesita. Una buena terapia para volver utilizar a la amiga imaginación, que otras películas nos obligaron a esconder en una caja llena de telarañas.

Entré a un mundo extraño pero conocido: la realidad, en la que uno permanece a la expectativa de lo que pasara, y lo curioso es que de todo lo que podría suceder, es lo que menos me espero. Es tan grotescamente divertida como si se mostrara al mundo desde un espejo que lo distorsiona todo para que nos podamos reír de las incoherencias de la vida.
Empieza narrando una historia común, una abuela que busca hacer feliz a su nieto de todas las maneras posibles, y este que se convierte en un joven sin muchas aspiraciones de la vida; al parecer la muerte de sus padres ha derrumbado la tambaleante torre de su amor propio y después en el ciclismo encontrará algunas de esas piezas. Poco podría tener de interesante una vida tan rutinaria en la que hasta el perro tiene sus actividades marcadas día a día: correr a la ventana cuando pasa el tren. Pero todo se convierte en un espectáculo increíble cuando tres ciclistas sin chiste son secuestrados para ser explotados por la mafia y salvados por cuatro ancianitas divertidas, que derraman creatividad por cada parte de su deforme cuerpo. Y si esto no suena demasiado extraño, agreguémosle que la mascota de la película, es decir el perro, que más que perro podría parecer un costal de papas, proyecta su deseo de invertir los papeles, y ahora él es el que viaja en un tren a toda velocidad mientras las personas lo observan como si fuera lo más normal del mundo.
Los diálogos son tan cortos que nos dejan saborear un suculento manjar de jazz, y cualquier sonido que antes parecía tan común, se convierte en parte esencial de una sinfonía.
Esta peli se puede entender de todas las maneras posibles, de ello solo depende qué tan retorcidas estén nuestras neuronas, pero en general, creo que una de las cosas que transmite, es que por más loca que este la vida nos tenemos que dar chance de reírnos un poco de nosotros mismos, aceptar que hay cosas que no se pueden cambiar, pero tratar de caer parado con lo que se tiene, convertir lo pequeño y atrofiado, (lo que muchos podrían clasificar como inservible) en obras dignas de admiración que nos pueden sacar de aprietos en los momentos más inesperados. Finalmente mientras tengamos un fin bien definido nuestra felicidad se ira formando conforme vallamos descifrando los códices para alcanzar esa meta hasta conseguirla, aunque parezca que la mafia pueda más que la astucia de cuatro alegres ancianitas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es una pelicula en donde los personajes son...mmm no se como describirlos... lo que si puedo decir es que la musica es genial, no dejo de tararearla... es muy buena...