jueves, 6 de agosto de 2009

Madre Coraje

Sí, para seguir adelante se necesita un poco de coraje, para conseguir mantenerse en pie sin importar que tan hirientemente la espada torture el cuerpo; pero se tiene que tener cuidado, porque ese coraje puede llevar a la perdida de la propia dignidad, enfriando todo lo suficiente como para renunciar a lo verdaderamente importante por una migaja de lo más elemental, pero no por eso lo más valioso.

¿Qué pasa cuando se vende el corazón por un plato de comida?, la guerra nos lleva a eso, y las más dolorosas son las batallas internas. Que no haya tanques y bombas escandalizando la ciudad no significa que vivamos en paz. Las bombas son de materiales diferentes, llámense ignorancia, llámense intereses banales, pero siguen restando vidas.
¿Se puede juzgar a alguien por negarse a sí mismo para salvarse de la muerte? Los escenarios cambian dependiendo de cada persona porque las encrucijadas se nos presentan a todos; otros acceden a perder todo por lo que aman y ahí radica su fuerza.
Vivimos en guerra donde ciertamente “hayan victorias o derrotas, el pobre siempre ha de perder”, y todo es tan ilógico, se mata sólo porque el otro es diferente, ¡qué sería del mundo si todos fuéramos iguales!, ¿desapareceríamos en la guerra del aburrimiento?
Lo importante es no renunciar a uno mismo, que nuestras acciones sean un reflejo de nuestros pensamientos, deseos, creencias, ideales y no una traición a nuestro propio ser, sin importar que tan peligroso sea. Creo, la valentía tiene más merito que el coraje, porque este tal vez nos salve de los demás, pero no de nosotros mismos, hay que dejarlo salir, pero muy cautelosamente, porque en grandes cantidades se vuelve un peligro, podrá parecer que nos lleva siempre hacia adelante pero por dentro, todo queda podrido.
Escuchemos a Aristóteles que veía a la felicidad como un fin en si, y para alcanzarla sólo era partiendo de la virtud, que se media atreves del justo medio, en donde el caminar por los extremos lleva a la propia perdición, entre la temeridad y la cobardía la virtud es la valentía.
Madre coraje de Bertolt Brecht, se presenta gratuitamente en el Centro Nacional de las Artes, no dude en ir a verla.

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