Nos vimos en el metro, casi todos llegamos tarde jeje, tomamos un camión para Ixtlahuaca que se tardo muchísimo tiempo. Ya estaba empezando a oscurecer cuando llegamos y todavía teníamos que tomar un camión para Santana Nichi y de ahí para el Centro Ceremonial Mazahua, nuestro destino, y por si fuera poco todos teníamos mucha hambre. Compramos los boletos para el camión y ya estando arriba nos enteramos que se iba hacer una hora y media y todavía faltaba tomar un taxi para el Centro Ceremonial y que un taxi nos podría llevar directo, obvio seria mas caro pero la noche estaba apunto de caer y tendríamos que poner la casa de campaña en la oscuridad y con la única ayuda de una pequeña lamparita por lo que bajamos en cuanto pudimos. A y N fueron por algo de comer, porque ya las grandotas se comían a las chiquitas, y seguro allá no encontraríamos nada de comida; P y yo fuimos a ver si podíamos regresar los boletos del camión y que nos regresaran el dinero, porque la verdad llevábamos muy poco como para andarlo regalarlo, pues fuimos a probar suerte y la señora no quería porque ese era el ultimo camión y ya no podría vender los boletos hasta el otro día, suplique y por fin logre que nos devolvieran la mitad; fuimos a esperar a N y A pero se tardaban y el sol estaba a punto de perderse hasta que llegaron y conseguimos que un taxi nos llevara a un precio un poco mas accesible, el taxista decía que era un viaje caro porque ya era tarde y esa era una zona un poco peligrosa. Por fin llegamos al Centro Ceremonial Mazahua y ¡Ho sorpresa!, ya estaba todo oscuro, ni rastro de gente, fuimos a preguntar con miedo si nos dejaban acampara y nos dijo el vigilante que no, con mal humor, pero tanta fue nuestra insistencia que nos dijo que fuéramos hacia una luz que se veía a lo lejos y que tocáramos y preguntáramos ahí si nos dejaban, P se quedo en el taxi para cuidar las cosas, N, A y yo fuimos con miedo en la oscuridad y viendo como lo perros ladrando se acercaban cada vez mas, despues de unos segundos de indecisión nos atrevimos a tocar pero no abrían, hasta que por fin salio el señor y nos volvió a decir que no, pero ¿cómo nos habrá visto?, que lo convencimos y nos dejo entrar. Estaba completamente oscuro, hubiéramos podido caer en cualquier momento. Desde un principio me sorprendió la majestuosidad del lugar, los árboles resaltaban su grandeza y éramos las únicas cuatro personas ahí. Logramos poner la casa de campaña, comimos y nos pusimos a jugar, en la total oscuridad, solo se oía el fuerte murmullo del viento; hacia un frío terrible pero pasamos una velada muy, muy agradable, casi no dormimos. Al otro día nos levantamos, nos subimos a las resbaladillas y demás juegos recordando lo bien que se sentía cuando niños solo que ahora todo parecía mas complicado, jeje. Desayunamos quesadillas de maíz 100% mazahua y pronto empezó la ceremonia, el jefe supremo portaba el bastón de mando (en símbolo de unión de todos los pueblos del mundo y de organización para el bien común), mujeres con el traje tradicional (quixquemel, lía y faja) llevaban muchas flores y el incienso. Detrás de ellos venían los músicos, el violín y tres guitarras que acompañaban a las pastoras vestidas de blanco y tocando bastones con listones de colores y cascabeles. Nos dirigimos a la sala de la ceremonia, donde se reúne el consejo para hablar sobre temas de interés mazahua. Se hizo un reconocimiento a Julio Garduño Cervantes, hombre de lucha que impulso a los mazahuas a fortalecer su cultura. El jefe supremo encabezo un ritual en símbolo de respeto a los elementos naturalez, agua, aire, fuego y tierra, el incienso envolvía todo en un ambiente místico. Se buscaba resaltar la visión mazahua sobre el equilibrio entre el hombre y la naturaleza, la importancia de la trascendencia, de seres con gran espiritualidad que se encuentran a si mismos, amantes de la vida, y con total respeto a lo existente; también hubo bailes con mucho colorido que transmitían esa alegría y orgullo de ser mazahuas. Se habló sobre la importancia de continuar de pie y en lucha en busca de sus derechos y su dignidad como parte importantísima del cosmos. Se recitaron poemas al valor del indígena, de su importante papel en la historia, por rescatar su cultura y para liberar a la nación en las luchas de Independencia y la Revolución. En general una gran fiesta para celebrar la alegría de ser mazahua, de portar con orgullo su cultura, y una ideología rica en saberes ancestrales, de seres cósmicos que son aún capaces de ver la verdadera importancia de la vida, la perfecta relación que debe haber entre los hombres y todo lo que existe; la paz y la unión, la ayuda mutua para logra un mundo mas humano, equilibrado y sin intereses individualistas, con una ideología en defensa de la vida misma.
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